lunes, 22 de enero de 2007

Pintar es como limpiar... pero dura más

Luego de dos días de enduir, lijar, limpiar, y pintar el departamento con mi esposa (dueña de la iniciativa), quedamos igual de satisfechos que de cansados, pero valió la pena.
No solo se ve mejor, sino que se siente mejor. Se siente mejor en cuanto a que aún sin mirar las paredes hiper-blancas, uno sabe que todo se encuentra ahora en un estado de pureza mayor al de antes.
Si bien está claro que haciéndolo uno mismo, en vez de llamar a un pintor, termina exhausto y cree que no se termina más, la recompensa es grande y uno se siente mejor (excepto quizá por los dolores musculares del día después). Recomiendo a todo aquél que haya vivido más de dos o tres años en su propia vivienda (porque no es lo mismo cuando uno alquila) que se arme de coraje y pinte techos y paredes. No se van a arrepentir.

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