Recordar a los que ya no están
Porque creo que, además de llorar a nuestros seres queridos, hay que recordarlos por lo que fueron y lo que hicieron.
Esa última imagen que nos muestran en un velatorio no es realmente la persona a la que tanto quisimos y con la que compartimos miles de momentos buenos y malos.
Tantas cosas que vale la pena recordar de mi tía-madrina... y seguro me esté olvidando de muchas más gracias a mi pésima memoria.
- Cuando de chicos nos alquilaste kartings en la plaza, para que mi hermano y yo manejáramos.
- Como me introdujiste al mundo de Tolkien, con sus elfos, enanos, hobbits y dragones, que hasta el día de hoy me siguen fascinando. ¿Se nota?
- Cuando me enseñaste el paso de baile brasilero que estaba de moda, con el que nos lucimos en la pista.
- Cuando nos llevabas al cine y a la playa, y nos comprabas todo tipo de golocinas. Yo siempre te decía "no, gracias" y vos me insistías con una sonrisa, parándote frente al kiosco con un "dale, elegí".
- Cuando contabas chistes. Qué bien te salía el acento gallego! Y siempre tenías alguno nuevo en tu repertorio.
- Aquella vez que me compraste un pasaje de avión, para que viajáramos juntos hasta Mar del Plata, y en el que nos sirvieron un alfajor Jorgito con Champagne. Cómo te reíste cuando me viste mojarlo dentro de la copa! Aún siendo un viaje de 40 minutos, charlamos un montón y te conté de la chica con la que estaba empezando a salir (y con la que sigo saliendo, ya que hoy es mi esposa).
Siempre me impactó tu alegría al bailar, salir a pasear, ir a pubs y charlar. Brindo con una caipirinha por ello.
Gracias por haber sido la primer persona con la cual pude hablar de mis sentimientos, y por compartir conmigo los tuyos.
¡Hasta siempre Pato!
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